EL TEATRO EN TIEMPOS DE PANDEMIA. Elvira Taveras.

 EL TEATRO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

 (Mensaje dominicano por el 27 de marzo 2021, Día Nacional y Mundial del Teatro escrito por Elvira Taveras , RD)

El teatro también ha sobrevivido a esta pandemia. Ha sufrido por el Covid-19 y ha permanecido distanciado de contacto físico a lo largo de cuatro estaciones. Quienes vivimos en él, de él, por él y para él hemos tenido que actuar, improvisando, en este drama tan denso como extenso.

El marzo anterior no pudimos festejar como es costumbre, pues el asombro, la angustia y el desasosiego se adueñaron del mundo, que fue cerrando todo, y entramos en un paro que creímos sería más breve. Series de funciones cortadas; giras, ensayos y estrenos suspendidos; marquesinas apagadas y carteleras desarmadas dejaron, a lo largo de un año que parece un siglo, a mucha gente desconcertada y sin trabajo, en una especie de sueño o pesadilla, sin la maestría dramatúrgica calderoniana o shakespeariana.

Las salas teatrales fueron de los últimos lugares públicos en volver a abrir, pero el teatro está vivo. Respira, crea; se reinventa. Y encuentra viejas, nuevas y renovadas maneras de narrar sus historias, sea como rito al aire libre, bajo techo con tediosos protocolos, o a distancia en tecnovivio necesario y oportuno.

Para actores y actrices, acostumbrados a llevar máscaras, antifaces, apliques y maquillaje, la mascarilla ha sido un accesorio que entendemos necesario para esta pieza covidiana. Pero no es suficiente. Los personajes reclaman tiempo y espacio; historias y gente que ría, que luche, que llore, que se emocione, que se ilusione...

Este arte maravilloso que profesamos es fuerte y fiel. Ha resistido mil años de proscripción medieval; censura, indiferencia y tiempos difíciles... ¡Que no será con una plaga global, pero no eterna!

En nuestro país, los talleres y conversatorios se han multiplicado y el intercambio con colegas de todo el mundo se ha intensificado. Algunos escenarios ya están abiertos y poco a poco la programación de obras se incrementa renovando el entusiasmo de creadores y espectadores. Sin embargo, se requiere con urgencia planear y hasta legislar la necesaria inversión estatal y empresarial para garantizar el fortalecimiento del arte de Talía, en los ámbitos formativos, de creación y difusión, de modo que llegue a cada rincón de la nación hacia el ejercicio pleno de los derechos culturales de la ciudadanía quisqueyana.

¡Que vivan el teatro y sus cultores! Que el público encuentre en sus historias las emociones perdidas, las ilusiones en pausa, el sentido de la vida y el impulso hacia adelante. Loemos, agradecidos, a nuestros pares caídos en el camino. Merecen, sin duda, nuestro aplauso eterno.

Celebremos, junto al orbe, el principio del fin de esta cruel tragedia. Los tablados desesperan y nosotros, junto a ellos, encontraremos la manera de entretener y servir; de sembrar y desear que las ideas germinen, que los puentes se desplieguen y la patria global teatrera, felizmente, sea.

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